23 de agosto de 2009

Y la vida encuentra un reposo...

Lugares primeros/lugares de origen


El dolor bautizó mis entrañas en un tránsito por la vida haciéndose lluvia y fuego.
Engarzadas, enredadas, despellejadas,
están en la reja azulgris del antejardín de mi cuerpo.
Desde allí se escuchan,
llorosas y comprensivas,
me hablan, me susurran, me confiesan sus pecados,
me lloro y me comprendo.
Como un milagro esperado el lapislázuli en cruz me da la absolución.

El fondo de mi vientre,
depósito fértil de mis entrañas,
sin rezago de dolor,
espera y clama,
como si ahora tuviera diez años,
doce, trece o treinta y tres.
Como si volviera al lugar primero.
Como si la mirada nostálgica de aquel niño,
hiciera huella en los caminos de mi propio cuerpo,
como si sus manos ausentes,
como si su cuerpo que apenas despuntaba formas y movimientos,
me poblara las cejas, las manos, las piernas y los labios
con el olor de añoranza,
con el sonido de una caja de música.
Como si volviera al lugar de origen.

Como si las palabras no dichas por no conocerlas
dibujaran los caminos para que ahí se hiciera vida,
para que allí naciera la fuerza,
para que allí nacieran los caminos de la espera,
los caminos del encuentro.

Ahora que mis entrañas están renovadas
por el dolor, las lágrimas, la sangre
y,
la vida,
me embriago durante el día con el sonido de las voces
y
me seducen las imágenes del hoy, del ayer.
Me entrego sin temor.

Un pasado que se hace presente,
va cubriendo de pasos,
pasos tuyos,
pasos tiempo,
pasos deseo,
pasos corazón,
el camino hacia el antejardín de mi cuerpo.
Recorre el hueco de mi ombligo con tus dedos de hoy y de mañana,
encuentra un puerto despejado
en los pliegues de mi cintura o de mis caderas,
y renuévate allí como el presente.
Bautízame ahora con la pureza del recuerdo,
del recuerdo de las manos
y
de los abrazos.

Devuélveme la historia,
la que a dos manos se escribió,
la que a la luz de una lámpara de petróleo
se hizo perdurable,
se hizo hogar,
se hizo pan recién horneado,
se hizo olor a llano,
se hizo color a atardecer.
Se hizo lugar primero.
Se hizo lugar de origen.