3 de enero de 2010

El inicio del primero del año

Una húmeda y llorosa soledad



A mis padres



Como una pintura lavada en una pared

así fue tu soledad.

Como el trinar de un pájaro en la inmensidad del bosque,

como los fríos pies de una mujer bonita,

como la lluvia cayendo sobre la calle.



Desde el vientre de tu madre,

una soledad que colgaba de un trapecio sin trapecista,

una soledad pegada a la piel con el sudor del medio día,

una soledad arrullada por las nostalgias,

se pegó a tus ojos.