8 de febrero de 2009

Un día quizá como cualquiera





Tu cumpleaños

Hoy,

al final del día,

cerraré mis ojos,

permaneceré en silencio,

me abrazaré y no lloraré.

no lo haré,

no, como lo hago siempre.

Mis gritos de aguda nostalgia

no se enredarán en mi garganta,

no me dolerán las manos esta vez,

ni mis piernas, ni mis dientes.

Hoy,

al final del día

el deseo de expulsar el dolor no ocupará mi cuerpo,

sólo lo ocupará la absurda ilusión

de escuchar al otro lado de la puerta

tus buenas noches,

las que ya no escucho,

las que ya no tengo.