21 de diciembre de 2007

La atmósfera de la época

Jamás buscar

Que tristeza amarilla me embarga.
Que melancolía la que me envuelve.

Se oye el sonido de una puerta.
Alguien se marcha,
alguien se ha ido.
¿Volverá algún día?
Sin respuesta el minuto transcurre.

Justo ahora yo quiero cerrar la puerta,
borrar las huellas.
Marcharme.
Irme.
No volver.
Respuestas no buscar
en lo que resta de mi vida.


Joroba

Al acostarme advertí una incomodad.
La cama que se ajustaba perfectamente hace un par de meses a mi cuerpo
me expulsó a media noche y
sin compasión el frío escaló a través de mis pies,
mientras caminaba en círculo por la habitación.
La puerta entreabierta dibujó mi sombra en el suelo,
la tenue luz que se colaba a través de las ventanas
fue suficiente.

Lo supe de inmediato
Algún día se haría evidente,
¡Como olvidarlo!
La joroba, mi propia joroba,
se había formado con los años
y había empezado a estorbar al dormir.
Las culpas,
los sueños desvencijados,
las horas de infructuosa espera,
las verdades a medias,
las negativas permanentes,
los encuentros aplazados,
los viajes inconclusos,
los tragos de más,
las noches sin amor,
los días sin alegrías,
la vida misma,
se hicieron grasa en mi espalda

1 comentario:

Jorge Arce dijo...

Las respuestas llegan cuando no se buscan, sólo deja fluir la vida. Tú sabes que te acompaño...