En 1999, alguien en algún lugar del mundo compartió conmigo esta poesía de su autoría, o por lo menos eso me dijo, así que la transcribo:
Recuerdo tu entrega en silencia
anunciante de asombros,
arrancando sorpresas prometidas,
deslizando susurros entre pieles amigas,
desatando volcanes entre mantos y burbujas.
Recuerdo tu danza como presa cautiva
adorando a ese cielo de luces guardadas,
levantando tu gozo hacia alturas doradas,
y encontrando secretos en venas abiertas.
Recuerdo sonidos, reflejos,
caricias que envuelven
rincones osados, colinas y cumbres,
el placer con estrellas fugaces,
el encuentro con el ser ansiado...
ese simple encuentr en que
se unen nuestras sombras escondidas.
J.P.
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